YouTube como asignatura

YouTube como asignatura

Desde hace años, y como no podría ser de otro modo, vengo explicando los beneficios de YouTube como medio de enseñanza, como instrumento metodológico que es capaz de hacer más sencilla la vida a los profesores, y más directo el aprendizaje a los alumnos.

En mi propio TFM (Trabajo de Fin de Máster) del Máster Universitario de Formación para Profesor de ESO y Bachillerato que hice para habilitarme para impartir clases en cualquier centro de Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional en España, público, privado o concertado, hablé sobre el tema, obteniendo una Matrícula de Honor en el trabajo.

El título de mi trabajo fue «NEUROCIENCIA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS: LOS PILARES DEL NUEVO PARADIGMA EDUCATIVO». En él creaba una propuesta innovadora de intervención en el que establecía una estructura de clases en el aula basadas en las nuevas tecnologías, y más concretamente, en el uso intensivo de YouTube y de páginas web creadas ad-hoc para la asignatura a impartir. Y no solo Matemáticas. Cualquier asignatura es proclive a ser enseñada con la metodología que yo propongo.

Pues bien, el pasado 12 de junio de 2019, según una noticia leída en Internet, leo que un grupo de expertos reunidos llegan a la conclusión de que YouTube es una herramienta poderosa para el docente.

Os he vinculado la noticia, porque me parece interesante y creo que va en el camino adecuado.

Los dinosaurios, profesores que no quieren ni oír hablar de la inclusión de las nuevas tecnologías en el aula, están destinados a la extinción. Van en contra del progreso, y lo que es peor, van en contra de los cambios sinápticos que se desarrollan en los cerebros de nuestros adolescentes, y en cómo ellos reciben la información y la procesan en su día a día. Todo esto forma parte de las teorías que nos ofrecen las neurociencias aplicadas a la educación, como la neuroeducación y la neurodidáctica.

La clase magistral tiene los días contados. Un profesor, uno que se precie, no puede dedicarse a ponerse delante de los alumnos, día tras día, y soltar un chorreo de datos sobre cómo de hace una derivada, o cómo se calcula una media, o cómo se eleva un binomio a la n-ésima potencia mediante el triángulo de Tartaglia.

El 99% de nuestros jóvenes van al centro educativo porque son obligados a ello. Seguramente todos ellos tienen mejores cosas que hacer y en qué gastar su tiempo que en ir a clase. Si no estás de acuerdo con esta afirmación, prueba a preguntarles a ellos, y verás qué te responden. Por lo tanto, hay que motivarlos.

He tenido que escuchar de diversos docentes que los alumnos deben de venir motivados de casa, y que no es labor suya motivarlos.

A esos docentes, yo les pediría por favor, que si han perdido la ilusión por la que empezaron a ser profesores, cambien de trabajo. Porque decir que los alumnos tienen que venir motivados de casa es un absurdo tan grande, que si en mi centro un docente dice eso, le tengo que despedir, porque si no lo hago, va a terminar influyendo de forma negativa en los alumnos.

Hace tan solo una semana me encontraba a dos alumnos de 4º de la ESO, de un centro educativo en Madrid, que se está haciendo famoso en el barrio donde se ubica, por la desmotivación de los profesores y por la falta de educación que se respira en las aulas. Les pregunto qué tal han terminado, y me dicen que han logrado superar el curso. Pero que se cambian a la rama «más de letras» (para que todo el mundo me entienda) de bachillerato, porque no quieren pensar en pasar dos años más con la profesora de física y química que tendrían de ir por la rama que en 4º de la ESO habían elegido. Esto es muy triste.

Los docentes influyen, influimos, en la vida de los jóvenes.

La labor del docente en nuestro tiempo en la de ser un transmisor del conocimiento, pero no solo eso, sino que debe asegurarse que ese conocimiento es absorbido por el alumno, y también debe de ser capaz de motivar al alumno.

Pero, ¿cómo motivar en Matemáticas?

A nadie se le escapa que aprender a hacer una integral no es motivador. Aprender a aplicar el Teorema de Pitágoras, tampoco es motivador. ¿Quién se motivaría a quedarse en clase, teniendo 14 años, intentando saber por qué dos rectas se pueden contar en un punto, ser paralelas, o ser coincidentes, como parte de las posiciones relativas de las rectas en el plano?

Pero se puede motivar a través de las historias. Historias que causen que se mueva eso que llevamos dentro y que llamamos los sentimientos. Esto nos lo explica muy bien Eduardo Sáenz de Cabezón en una de sus conferencias.

Para trabajar la emoción, lo podemos hacer a través de las historias. De esta forma, podríamos explicar la vida y muerte del matemático Évariste Galois, que sabía el día en que iba a morir. ¿Cuantos de vosotros, lectores, conocéis el día de vuestra muerte? Pues Galois lo conocía. Y la noche anterior a su muerte se la pasó escribiendo cartas a sus amigos y a otros matemáticos, entre los que estaba el gran Gauss, y pidiéndoles que siguieran con sus investigaciones, que las dieran a conocer, porque él no iba a poder, ya que moriría a la mañana siguiente.

Resulta que Galois sabía qué día iba a morir, porque a la mañana siguiente se iba a batir en duelo con pistolas con el campeón de esgrima del ejército francés. Y cuando murió a causa de las heridas del duelo, sus últimas palabras fueron para su hermano, y dijo: «¡No llores! Necesito todo mi coraje para morir a los veinte años».

Galois hizo muchas contribuciones a las Matemáticas, y todo, habiendo dejado de vivir a los 20 años.

Esto es trabajar la emoción. Todo lo que se estudia de Matemáticas ha sido hecho por algún matemático que tiene historias detrás suya. Historias, igual no tan emotivas como la de Galois, pero igual de interesantes. Historias que motivan, que hacen que el alumno cambie el chip, y que deje de ver a las Matemáticas como algo que no sirve para nada, algo abstracto.

Con 5 minutos es suficiente para que la clase esté atenta a esa sesión de materia. Un vídeo de YouTube puede fortalecer posteriormente los conocimientos que los alumnos van a aprender.

Porque para que se de aprendizaje hacen falta 3 cosas: motivación, atención y memoria. Y el neurocientífico y profesor, el Doctor Francisco Mora Teruel, nos indica que también juega un papel muy importante la curiosidad.

Los 4 grandes pilares del aprendizaje en nuestros tiempos, según mi propia experiencia, son las nuevas tecnologías, y muy especialmente, YouTube, la emoción en el aula, a través de las historias, la idea de que hay que romper el patrón cada máximo de 20 minutos para favorecer que el alumno no pierda la atención, y los ritmos circadianos. Hablaré de todas estas cosas en posteriores posts.

Por el momento, me despido hasta el siguiente, no sin antes recordarte que si todavía no lo has hecho, entra a mi canal de YouTube y subscríbete.

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