Dificultades en el aprendizaje de las Matemáticas

Dificultades en el aprendizaje de las Matemáticas

En este artículo no voy a hablar de la acalculia o la discalculia, que los dejaré para otros posts.

En este artículo quiero hablar de lo que le pasa al alumno normal que tiene dificultades en las Matemáticas.

Quiero hablar, más concretamente, de las dos típicas frases que me han dicho muchos alumnos cuando yo les he preguntado acerca de por qué razón no les gustaba o no entendían las Matemáticas.

Solo he recibido dos respuestas:

  1. El profesor es muy malo.
  2. Es que no tengo base.

No les voy a quitar razón a lo que los chicos responden. Porque es verdad que puede ser cierto. Claro, que cuando me dice que no tienen base, siempre pienso que, siendo verdad que no la tienen, tampoco hacen por llegar a tenerla. Lo del profesor, pues no se va a solucionar. Si un alumno no encaja con un profesor, aunque este sea el mejor del mundo, si no hay feeling, el alumno dirá que es muy mal profesor, y no habrá nada que hacer.

Pero, ¿y la base? Os voy a poner unos ejemplos reales, donde he omitido los nombres de los alumnos, óbviamente:

Alumno de 4º de la ESO. Yo actuaba de observador.

  • Yo: ¿Qué problema tienes en Matemáticas?
  • Alumno: Pues que no entiendo nada.
  • Yo: Ya, entiendo. Pero, ¿por qué no entiendes nada?
  • Alumno: Es que no tengo base. He suspendido las mates de 3º.
  • Yo: Si, pero esto es nuevo. ¿Qué es lo que no entiendes?
  • Alumno: Todo.
  • Yo: Vale, vamos a hacer una cosa. Te voy a explicar esto a ver si lo entiendes.
  • Alumno: Vale.

Explico al alumno lo que el profesor titular le había explicado a la clase, pero en su mesa, con su cuaderno, y con otras palabras, y mucha paciencia.

  • Yo: ¿Ves cómo no era tan complicado? ¿Lo entiendes ahora?
  • Alumno: Siiii. Explicas muy bien. Es que todo esto no lo dijo el profe.
  • Yo: Si lo dijo. La diferencia era que no le prestabas atención.
  • Alumno: Ya, pero tú explicas mejor.
  • Yo: En la vida te vas a encontrar personas con las que te lleves mejor y otras con las que te lleves peor. No hay mucho esfuerzo que hacer para reír y pasárselo bien con las personas con las que te llevas bien, pero hay que hacer mucho esfuerzo para pasar tan solo un rato con las personas con las que te llevas peor. Y si tú no haces ese esfuerzo, puede que no sepas que eres totalmente compatible con esa persona que antes odiabas. Si tienes la suerte de tener un profesor con el que conectas y lo entiendes todo a la primera, eso es excelente. Pero si no es así, vas a tener que hacer un poco de esfuerzo al menos, para entender al profesor, qué dice y cómo lo dice. Porque va en beneficio tuyo.

El alumno, que era una chica, se me queda mirando, y me dice, «qué grande eres».

Yo le sonrío y le digo, «gracias, pero a partir de ahora tienes que prestar más atención.»

Como digo, no era mi aula, y no podía inmiscuirme en cómo se hacían las cosas. Yo solo estaba observando. Pero oye, ¿os podéis creer que esa alumna fue mejorando en su interés por la asignatura?

A veces, el problema no son las Matemáticas. De verdad. El problema es la empatía del profesor con sus alumno, y viceversa.

Si os vais a vivir una temporada a China, y compráis un boleto de lotería y os toca, y al ir a cobrarlo no lográis hacerle entender al vendedor que el boleto está premiado, ¿no pediríais ayuda? ¿Acaso no preguntaríais a alguien cómo se dice en chino, «mi boleto está premiado», o «he ganado el premio»? Esto exigirá mucho de vosotros. ¿Por qué, vosotros alumnos, no hacéis lo mismo en Matemáticas?

Y vosotros, profesores, los docentes estamos en esta profesión para enseñar a nuestros alumnos. Si ellos no aprenden, si sus notas son 3, 2, 4, etc., nosotros estamos fracasando como docentes. Por tanto, si tienes muchos alumnos de estos, ¿no podríais empezar a preguntaros sin el problema no está en vosotros mismos?

Óbviamente, hablo de circunstancias normales, no de un instituto donde la mitad de los alumnos estén unas aulas de compensatoria dentro de centro, y la otra mitad en un GES.

Como nos explica el Profesor Mora (2018), hay que enseñar con alegría, y no existe la alegría si no hay motivación, si no hay sentimiento y si no hay emoción. Lograr esto en el aula de Matemáticas es complicado, pero no es dificil.

Los comentarios están cerrados